Sobre la espalda de María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva (1926-Palacio de Liria) recae el peso de la historia de diecisiete duques enraizados a un país que ya tenía Duque de Alba antes de que Colón descubriera América. De estos nobles titulares del ducado, sólo tres mujeres lo lograron heredar por derecho propio. El resto, aunque figuran como duquesas, sólo fueron consortes. Poseedora de 46 títulos nobiliarios y veinte veces Grande de España, fue bautizada en el Palacio Real y sus padrinos fueron un rey, Alfonso XIII, y una reina, Victoria Eugenia. Huérfana de madre desde temprana edad, su infancia estuvo marcada por el exilio y por los viajes alrededor del mundo con su padre, Jacobo.
La Duquesa de Alba heredó el ducado tras la muerte de su padre, Jacobo Fizt-James, en 1953. De su matrimonio con su primer marido, Luis Martínez de Irujo y Artacoz, el 12 de octubre de 1947, nacieron seis hijos: Carlos, duque de Huéscar; Alfonso, duque de Aliaga; Jacobo, conde de Siruela; Fernando, Marqués de San Vicente del Barco; Cayetano, conde de Salvatierra; y Eugenia, duquesa de Montoro. Sus veinticinco años de matrimonio finalizaron trágicamente cuando él fue diagnosticado de leucemia y la enfermedad pudo más que la vitalidad desbordante de Cayetana.
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